lunes, 18 de abril de 2011

[Relato] La Caída de un Héroe. Capítulo 1.

PROLOGO:

-¡Papá, mamá!
- ¿Qué sucede?
-¡Miren lo que ha llegado al correo!- Dice Dominusnecis mientras saca de su manga una carta con el sello de Lordaeron.
-¿Qué tiene de extraordinario una carta?
-¿Es de tu novia, Dominusnecis?
-¡No! La que envía esta carta no es otro más que el ejército de Lordaeron.
- ¿Y qué dice la carta? Anda, léela.
-Aquí voy, dice “Dominusnecis Ladimor, la presente es para informarle que ha sido seleccionado para asistir en Kalimdor junto a las tropas de Lordaeron contra los orcos y la legión ardiente. Debe estar puntual en el puerto de Gilneas el día 24 a las 8:00 horas. Firma: Jaina Proudmure.”
- ¡Es fabuloso, Dominusnecis!- Dice su padre orgulloso de que su hijo al fin será un gran mago reconocido como él.
- ¿Vas a dejar a tu anciana madre aquí sola?- Dice su madre sollozando en lagrimas.
- Pero si no estarás sola, aquí está papá.
- ¡Bah! Estar con tu padre es lo mismo que estar sola.
Dominusnecis y su madre comienzan a reír mientras su padre se va refunfuñando.

Muy puntual, el día 24, Dominusnecis estaba parado en el puerto junto a muchos otros jóvenes y no tan jóvenes esperando las tropas de Lordaeron. Al fin, a lo lejos, se veían barcos con el símbolo de la Alianza de Lordaeron.


-¡Son ellos, al fin han llegado!- Gritaba uno de los que estaban ansiosos esperando las tropas de Jaina.

Pronto, el ejército de Gilneas aborda los barcos y se dirigen a la que sería tal vez una nueva vida en Kalimdor.





CAPITULO 1: La Llegada a Kalimdor.

Las tropas de Lordaeron entre los que estaban Dominusnecis, después de un largo viaje por el mar, han llegado a tierra firme.

-¡Un grupo que vaya a explorar el terreno, rápido!-Ordenó un general.

Entre este grupo que se ofreció a explorar el terreno se encontraba Dominusnecis.

-Estas son extrañas tierras.
- Tienes razón, parece que no existe vida inteligente.
- Esperen ¿qué es eso?
-¡Orcos! ¡Debemos avisar a los demás!
-¡Oh no, parece que nos han visto!
-¡Corran!

El grupo aterrorizado solo se concentraba en correr lo más rápido que pudieran, como el corcel más presto de Lordaeron, como si un demonio de la legión ardiente los persiguiera.

-¡Pase lo que pase no nos podemos detener!

Eran 12 los humanos que se encontraron con los orcos.

-¡Gor’Thum ig noga!-Gritaba uno de los orcos.
-¡Que no los intimide!

Los humanos, cansados de correr decidieron enfrentarse a los orcos que aparte de pesar el doble, también los duplicaban en número.

-¡Por Lordaeron! ¡Por la Alianza!

La batalla fue una carnicería en la que los humanos eran la carne; por lo menos la mitad del grupo murió asesinada por la horda de orcos. Pero cuando no había esperanzas para los humanos, apareció un orco, 
más grande que los demás y al parecer era su líder.

-Nug’Hal ag torug.- Dijo el orco que parecía ser el líder de los demás.-Por esta vez les perdonaremos la vida, humanos, pero si los volvemos a ver, no vivirán para contar el gran poder que tiene la horda ¡Por la Horda!

Rápidamente, los sobrevivientes de aquella matanza fueron a informar al general  y los demás que orcos de la horda estaban en el lugar.

-Nos encontramos con un grupo de orcos, asesinaron a más de la mitad del grupo, parecían ser orcos de la horda, logramos escapar gracias…supongo, a la compasión del que parecía ser el líder del grupo.
-¡Orcos de la horda, aquí!-Gritaba el general mientras trataba de pensar que hacer.- Al parecer tendremos que enfrentarnos a ellos.

Durante días, las batallas entre los humanos y los orcos continuaban, con constantes derrotas por parte de las tropas de Lordaeron.


En una de las encarnizadas batallas, el general  dio la orden a sus tropas de retirarse mientras él huía hacia una caverna cercana; Dominusnecis vio como Nor’Gul, el líder de los orcos y Nairbe, el líder de los tauren que recientemente se habían aliado a los orcos, seguían al general hacia la caverna con la esperanza de asesinarlo.

-No podré hacer mucho, pero al menos descansaré en paz al saber que lo intente-Pensaba 
Dominusnecis mientras decidía si ir o no ir al rescate del general.-¡Iré! Definitivamente iré.

Dominusnecis corrió velozmente al rescate de su líder, pero fue interceptado por uno de los orcos que había visto antes cuando asesinaron al grupo de exploración.

-No iras, pequeño humano.

Dominusnecis aún siendo un aprendiz de mago, dio lo mejor de sí mismo y aunque apenas sabia como utilizar correctamente una descarga de fuego y vagamente la polimorfia, dio hasta su último esfuerzo pero ¿cómo un aprendiz de mago, humano puede ganarle a un guerrero orco? No importaba, Dominusnecis lo lograría. Después de unos minutos de batalla, el orco logra derribar al joven mago y justo cuando el golpe de gracia estaba por darle, otro mago, miembros de las tropas de Lordaeron, convierte al orco en una inofensiva oveja y le envía un proyectil de hielo directo al corazón, terminando así con la vida del guerrero.

-Muchas gracias…emmm…
-Uligar, me llamo Uligar.
-Gracias Uligar.
-Por cierto, no escuche tu nombre.
-Soy Dominusnecis Ladimor, aprendiz de mago, ¡no hay tiempo de presentaciones, debo salvar al general de esos dos!
-Yo pienso que el general Harrison es un gran paladín muy dotado, podrá defenderse solo sin problema.

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