martes, 26 de abril de 2011

[Machinima] Prólogo de la Primera Temporada de "La Caída de un Héroe - El Machinima"

[Relato] La Caída de un Héroe. Capítulo 5. Labo.

CAPITULO 5: Labo.

-Despierta muchacho, despierta.
-¿Eh? ¿Qué sucedió?
- Un Infernal te golpeó y haz estado inconsciente varios días.
-¡Varios días! ¿Y qué sucedió con la batalla en el Monte Hyjal?
-Ganamos chico…bueno la alianza cayó pero la legión retrocedió, pero al árbol del mundo no le fue tan bien.

Después de una larga conversación entre el gnomo y Dominusnecis sobre lo ocurrido, se acercó el general a la enfermería donde estaban todos los heridos, incluido Dominusnecis.

-Labo, hay que comenzar los preparativos para partir al sur.
-Si señor-Respondió el gnomo.
-Con que te llamas Labo, nunca me dijiste tu nombre.
-No lo veía necesario.
-Oye Labo, ¿por qué nos dirigimos al sur?
-La señorita Jaina quiere hacer un establecimiento fijo para la alianza al sur de Durotar, en el Marjal Rovolcafango, casi nadie mantiene esperanzas de construir una ciudad en ese lugar pero hay que obedecer órdenes, solo tenemos que esperar a estén sanos algunos de los heridos para trasladarnos y como verás no son muchos los heridos que siguen acá.

Como Labo dijo, los humanos se dirigieron al Marjal Rovolcafango, al sur de Durotar a construir una pequeña ciudad que serviría como establecimiento para la alianza, la ciudad sería llamada Theramore. 

Durante los meses en que la ciudad estuvo en construcción, Labo y Dominusnecis se hicieron muy buenos amigos, eran casi inseparables.

Durante el día de la “inauguración” de Theramore…


-Theramore, es el fruto de nuestros esfuerzos y es el recuerdo de aquellos que cayeron en la batalla por el Monte Hyjal, y también el principal establecimiento de la Alianza en Kalimdor, nada podrá hacernos dar un solo paso hacia atrás, porque nosotros, los habitantes de Theramore defenderemos cada piedra de esta ciudad con nuestras vidas. ¡Por la Alianza! ¡Por Theramore!- Dijo Jaina en un pequeño discurso que preparó.
-¡Por la Alianza! ¡Por Theramore!- Gritaron todos los allí presentes.

Durante algún tiempo, los que fueron soldados en el Monte Hyjal, se convirtieron en los ciudadanos de Theramore, allí se reforzaban las alianzas con los elfos nocturnos que parecían estar dispuestos a unirse a la Alianza para detener el avance de los orcos en Vallefresno. Dominusnecis y Labo aún eran muy buenos amigos.

-Dominusnecis, tengo algo para decirte.
-Dime ya.
-Pronto debo volver a mi hogar en Gnome….en Forjaz.
-Debes estar feliz por regresar a ver a tu familia.
-No es eso lo que quería decirte.
-Entonces que es.
-Hace poco te vi entrenando y me pude dar cuenta de que ese nuevo hechizo que perfeccionaste es más oscuro que arcano y debido a que lo perfeccionaste tan rápido, me hace creer que tienes más talento para controlar la magia vil que la arcana.
-¿A qué quieres llegar?
-No debería decirte esto pero… soy un brujo, entonces ¿Quisieras venir conmigo para poder instruirte en la brujería y la demonología?
-¿Estarías dispuesto a instruirme?
-Aun eres muy joven para entender la brujería pero estaría dispuesto sin duda.
-La brujería es algo muy mal visto, aunque solo tengo quince años, puedo saberlo.
-Solo lo decía porque vi un talento en ti controlando con mayor facilidad la magia vil.
-Sé que mi padre no estará muy contento… pero acepto.
-De acuerdo, partiremos en el siguiente barco hacia Ventormenta, te pagare una posada allí mientras voy a Forjaz y regreso, ya después veremos el entrenamiento.
-Está bien.

Así fue, al siguiente día, ambos partieron desde Theramore hasta Ventormenta en un barco mercante de los humanos.

El viaje fue agitado pero al fin estaban en Ventormenta, Dominusnecis se quedó en la posada mientras Labo iba a Forjaz a arreglar sus asuntos personales. Unos tres días después, Labo regresó.

-Dominusnecis, ya sé donde podremos practicar bien.
-¿Dónde?
-La vieja granja de mis padres se encuentra en la Abadía de Villanorte, allí podremos residir y al mismo tiempo puedo instruirte bien y no descubrirán que practicamos brujería. Puede que los trogg hayan invadido la granja pero no hay problema, los expulsaré fácil.

Los dos caminaron unos 17 kilómetros hasta Villanorte, y ya estando ahí, escalaron una montaña hasta encontrar una finca abandonada y vacía.

-Tenemos suerte, los trogg no llegaron hasta aquí.

Los entrenamientos fueron arduos e intensos, Labo no era nada suave al momento de enseñar, las prácticas eran aún más difíciles, estas consistían en demostrar lo aprendido contra los salvajes trogg mineros.


Ambos brujos permanecieron en dicha finca unos seis meses aproximadamente hasta que un día, desayunando.

-Dejare la finca, viajaré por Azeroth para volverme aun más poderoso, todo mi potencial no se desarrollara en esta pequeña finca, espero me entiendas, Labo, lo he estado pensando mucho pero ya me decidí.
-No soy quien para obligarte a hacer algo que no quieres, si eso es lo que deseas, adelante.
Labo se levantó de la mesa y abrió un cajón en un escritorio, de allí saco una hoja mal doblada.
-Toma Dominusnecis, este es el mapa que mi padre usaba en sus viajes, si me lo permites, marcare en él ciertos lugares a los que puedes ir y puede que te vaya bien, también marcaré algunos instructores que puede que te ayuden más que yo.
-Gracias Labo, adelante.

Dominusnecis cargó en una pequeña mochila un poco de pan y un poco de leche para el camino, aunque no duraría para siempre, le podría ser útil. Se equipo con el mejor bastón y la mejor toga que había en la finca de Labo, aparte de los pantalones y la camisa que ya tenía puesta y emprendió su viaje a un destino incierto.

-¡Adiós Labo!-Gritó Dominusnecis desde el pie de la montaña –Estoy seguro que nos veremos pronto-Susurró para sí mismo.


ESTE ES EL FINAL DE LA PRIMERA PARTE DE "LA CAÍDA DE UN HÉROE". CON EL PRÓXIMO ESTRENO DE "LA CAÍDA DE UN HÉROE - EL MACHINIMA", SE COMENZARÁ A PUBLICAR LA SEGUNDA PARTE. "LA CAÍDA DE UN HÉROE: FORTALEZA, PASIÓN Y VENGANZA" DE LA CUAL EL PROPIO MACHINIMA ESTÁ BASADO.

¡Mejoraré las imágenes para el próximo capítulo!

Primero, antes que nada, me gustaría agradecer a todos los que han leído los pocos capítulos que he subido al blog, en verdad, aprecio mucho que lo hagan. Los invito a que sigan la historia porque cada vez será más interesante.

Bueno, hace poco tiempo he aprendido a mejorar mucho, pero mucho, las imágenes que subo al relato, así que, desde el próximo capítulo, comenzaré a subirlas mejoradas.

De nuevo, muchas gracias.

lunes, 25 de abril de 2011

Opening de la Primera Temporada de "La Caída de un Héroe - El Machinima"

domingo, 24 de abril de 2011

[Relato] La Caída de un Héroe. Capítulo 4. La Batalla en el Monte Hyjal.

CAPITULO 4: La Batalla en el Monte Hyjal.

Han pasado alrededor de tres días caminando desde Astrannar hasta Frondavil, los Furbolg se han comportado muy amablemente con el grupo. Están muy cerca de atravesar Frondavil y pasar a Cuna del Invierno y mientras descansan, Sanguino Ventovoraz, el líder de los elfos nocturnos está teniendo una conversación en privado con el líder de los Faucemadera.

-El descanso termino, a movernos.

El general y la Alianza y el líder de los orcos van hablando con el líder de los elfos nocturnos sobre aquello tan importante que el Faucemadera tenía que decirle.

-¡Debemos advertirles a todos!- Gritó el general.

Aunque nadie sabía que era lo que están conversando, todos se sentían angustiados.

-Calma, humano, lo sabrán a su debido tiempo ¿Para qué preocuparlos ahora peor de lo que ya están?-Respondió Sanguino al general.

La conversación continuó hasta atravesar el Fuerte Faucemadera y llegar a Cuna del Invierno.
Sanguino detuvo al ejército para dar una información y se posó sobre una gran roca que imitaba la forma de la garra de un feroz oso.

-Los Furbolg que nos acompañaron antes ya no están en sus tierras por lo que deben regresar, tenemos que encontrar al clan Nevada, pero hay que tener cuidado, los Faucemadera afirman que los Nevada se han vuelto corruptos por alguna razón desconocida sin embargo existe la posibilidad de que haya alguno no corrupto que nos pueda ayudar, avancen con cuidado, un mal paso y estas salvajes criaturas les arrancaran la cabeza de un zarpazo.

El ejército se emprendió en la tarea de encontrar algún establecimiento de Furbolg Nevada.

-¡Aquí, hay Furbolgs! – Gritó uno de los pocos Altos Elfos que acompañaban el grupo.
-Andemos con cuidado, ya escucharon al elfo nocturno, no queremos perder nuestras cabezas ¿o sí?
-Debemos avisar a los demás, puede ser peligroso para nosotros.
-Tonterías yo puedo hacer reaccionar a estas bestias de que no somos un peligro para ellos.-Dijo un gallardo enano.

Al decir esto, el soldado enano se acerco a las feroces criaturas.


-Saludos, mi nombre es Herdenn Grium, soy un enano de Forjaz y vengo en son de paz, solo quería decirles que….

Una de las criaturas se abalanzó sobre él y de un golpe con su pata lo derribó al suelo y luego comenzó a despedazarlo con sus garras. Después de la horrible carnicería, la criatura observo a aquellos que presenciaron la muerte de sus compañeros y con la intención de hacerles lo mismo se lanzó sobre ellos.

-¡Corran!-Gritó Dominusnecis con desesperación.

El Furbolg enloquecido rápidamente llamó la atención de sus compañeros y en un instante, una turba iracunda de Furbolgs perseguía a los jóvenes soldados.

-¡Ayuda! ¡Auxilio!- Gritaban los soldados a punto de desplomarse en el suelo debido al cansancio de correr tan rápido.

Uno de los soldados, un humano, cayó.

-Vamos levántate, no te rindas, vamos arriba.- Intentaba animarlo Dominusnecis sin éxito.
-¡Vete! Sálvate tú.

La turba de Furbolgs alcanzó al soldado caído y mientras lo asesinaban con ira desenfrenada, los demás soldados tuvieron tiempo de escapar y volver con el grupo inicial.

-¿Dónde estaban?-Preguntó el general.
-Encontramos un establecimiento Nevada, nos atacaron…Herdenn y Francott, cayeron.
-Dominusnecis, eres un imán de enemigos, donde sea que vayas te encuentras con enemigos peligrosos, lo más interesante es que siempre sobrevives.-Le reprochó el general a Dominusnecis.-Establecimiento de Nevada hostiles hacia el sur, debemos evitarlo.

Los días pasaron y cada establecimiento Nevada estaba corrupto, hombre tras hombre, elfo tras elfo, orco tras orco, todos caían bajo la furia de los Furbolg.

Resignándose a encontrar un establecimiento Nevada no corrupto, siguieron su camino que sin darse cuenta se encontraban cada vez más cerca del Monte Hyjal.

-Esta es la entrada al sagrado Monte Hyjal, muy pronto llegará la legión ardiente a atacar el árbol del mundo, debemos defenderlo a como dé lugar.
-¡Si señor!

El ejército armó un campamento a unos kilómetros del árbol del mundo esperando a que la legión apareciese.

Algunos días pasaron y de repente una lluvia de fuego verde comenzó a caer en el Monte Hyjal.

-¿Qué es eso?-Preguntaban asustados los soldados.
-Esos son algunos de los demonios de la legión ardiente…los temibles Infernales.


Cuando Dominusnecis escucho salir la palabra “Infernales” de la boca de Sanquino, un terrible escalofrío recorrió su espalda.

Los pensamientos de Dominusnecis fueron interrumpidos por un abrumador grito de guerra de un orco.

-¡Lok’Tar Ogar soldados!
-¡Al ataque!

Los feroces Infernales comenzaron a destruir todo lo que se les acercaba pero los Infernales no eran los únicos demonios; atrás comenzaron a aparecer Abisarios, Manafágos, Súcubos, Guardias Viles, Guardias Apocalípticos y toda una rama de demonios. Dominusnecis se lanzó a atacar a los demonios con el único hechizo que conocía a la perfección.

-¡No seas ridículo! Se nota que apenas eres un aprendiz.-Dijo un pequeño gnomo muy indignado.-Mira y aprende muchacho.

El gnomo comenzó a cargar una ráfaga de sombras que lanzó, al impactar contra un demonio, este cayó desplomado.

-Aún te falta mucho por aprender de la magia, humano.

Dominusnecis observaba perplejo al gnomo, tan concentrado que no se fijo en la gran roca lanzada por un Infernal que se dirigía hacia él.

-¡Abajo muchacho!-Gritó el gnomo mientras se lanzaba contra el humano para que no recibiera el impacto.
-Me salvaste la vida.
-Sí pero no me lo agradezcas, es mi trabajo ayudar a los colegas.

La batalla continuó y cada vez, el ejército de la Alianza iba disminuyendo.
La batalla era intensa. Dominusnecis estaba combatiendo contra uno de los demonios cuando escuchó…

-¡Cuidado, humano!

Sin saber el cómo o el porqué, Dominusnecis cayó inconsciente al suelo, mientras en su sufrimiento pensaba.

-¿Será el fin? Lo siento Uligar…te fallé.

jueves, 21 de abril de 2011

[Relato] La Caída de un Héroe. Capítulo 3. La Plaga en Lordaeron.

Capitulo 3: La Plaga en Lordaeron.

Los soldados de la Alianza, al igual que los soldados del grupo en la horda, se acercan cada vez más a los Bosques de Vallefresno dónde un grupo grande de Elfos Nocturnos los esperan para unirse a las fuerzas.

Uligar, el dotado mago, ha tomado un portal hacia ciudad capital en Lordaeron para ver como marchan las cosas, lleva unas cuantas horas y todos en Kalimdor esperan su regreso junto con anheladas buenas noticias.

-Esperaremos aquí al mago de la Alianza mientras descansamos, si nos movemos es probable que no nos encuentre.- Dijo el líder del grupo de orcos.

El tiempo transcurre muy lentamente y en el aire se siente las tenciones entre Alianza y Horda.

-¡Miren allá, es Uligar!
- Señor Uligar, por favor cuéntenos que sucede en Lordaeron.
-Aquí tengo la lista de poblados y ciudades que ha invadido el azote…por favor tengan calma, puede que sean malas noticias para la mayoría.
-¡¿Qué dijo?! ¡¿Acaso entendí que el azote atacó varios poblados y ciudades?!
-Así es, son varios.

-Habla por favor de una vez, los nervios me están matando.
-La mitad de los ciudadanos de ciudad capital, han muerto, pero la ciudad sigue en pié. El poblado de Rémol, el más cercano a ciudad capital, ha sido invadido y destruido por completo. El azote avanzó al oeste y la ciudad de Andorhal, o lo que quedaba de Andorhal, ya no existe. Al parecer se han establecido temporalmente allí en Andorhal pero planean muy pronto continuar hacia el oeste y luego hacia el norte, al parecer su objetivo es Quel’Thalas; se teme que arrasen también con Villa Darrow y el Cruce de Corin por esa razón han sido enviados los mejores soldados a esas zonas.
-¡Villa Darrow!- Gritó el soldado que hace unos días contaba la historia de él y su familia contra la plaga- ¡Debo ir ahora mismo para proteger a mi familia!
- Calma soldado, no puedo darte un barco solo a ti para que te dirijas a Lordaeron.
- Él no irá solo, porque yo también debo ir a Lordaeron a asegurarme que mi familia se encuentre bien.

Al momento, varios de los soldados comenzaron a levantarse de sus asientos diciendo lo mismo 
“Debo asegurarme que mi familia esté bien”.

-De acuerdo, debido a que son tantos los soldados que quieren volver a Lordaeron, pueden volver a donde desembarcamos y tomar uno de los barcos.
- Gracias general, realmente le agradezco.
- No hay porque agradecerme soldado. Tienen 20 minutos para despedirse de los que no van.

Respectivamente, los soldados comenzaron a despedirse de aquellos con los que por lo menos entablaron una conversación.

-Adiós Dominusnecis, cuídate.
-Adiós y espero que tu familia se encuentre sana y salva, Uligar.
-Yo también lo espero y por favor, no te vayas a morir o haber salvado tu vida antes hubiera sido inútil.
-Lo intentaré.
-De aquí en adelante la batalla será difícil, la legión ardiente es temible, así que cuídate mucho.
- Bien, gracias.

Los soldados continuaron su camino hacia los Bosques de Vallefresno, mientras que los que querían volver a Lordaeron, tomaron rumbo a lo que ahora se conoce como Durotar.
Los días se harán largos mientras Alianza y Horda caminan hacia su destino en Monte Hyjal.
Al fin han llegado a Astrannar donde se encontrarían con los elfos nocturnos y el viaje hacia Monte Hyjal continua.

-Ahora debemos ir por Frondavil, los Furbolg de allí nos ayudaran a atravesar el lugar más fácilmente, luego tendremos que atravesar casi por completo Cuna del Invierno, pueden existir muchos peligros pero de nuevo los Furbolg de ese lugar nos podrán ayudar; debemos tener cuidado, es un camino largo y culebrero.- Dijo el líder de los elfos nocturnos.

martes, 19 de abril de 2011

[Relato] La Caída de un Héroe. Capítulo 2. Alianza y Algo Más.

CAPITULO 2: Alianza y Algo más.

La paz reina en el antiguo continente, al menos por ahora; Jaina Proudmure ha acordado una pequeña tregua con los líderes de la horda.

La Alianza ha instalado un campamento pequeño en Los Baldíos con los sobrevivientes de las cruentas batallas y los soldados deben dormir literalmente uno sobre otro debido al espacio reducido.
Es una noche helada y macabra, se escuchan los aullidos de los coyotes y lobos fuera de las tiendas de dormir; todos viven con el temor de que algún kodo somnoliento aplaste el campamento por completo.

Los soldados cuentan historias entre ellos para superar los temores y pasar un tiempo ligeramente relajados.

-Fue entonces cuando el maldito necrófago irrumpió en mi hogar y comenzó a destruir todo a su paso.
-¿Y qué fue lo que hiciste?
-¿Qué querías que hiciera? Huí con mi familia.
-¿Y ahora dónde está tu familia?
- Se supone que deberían estar en Villa Darrow refugiados… espero que estén bien.

Un incomodo silencio se sentía en la tienda de dormir.

-¡A despertar! Quiero mostrarles algo, o más bien…alguien.-Gritó el general del campamento.

Todos salieron de sus cabañas a ver lo que ocurría.

-Soldados, les presento a Agatha Hojafilada, es una Elfa Nocturna, miembro de las Centinelas, ha venido hasta aquí desde los bosques de Vallefresno, quiero que la traten con el respeto que se merece.
-Es preciosa, nunca había visto mujer tan bella-Pensó Dominusnecis.
-Cierre la boca soldado que se le meterán moscas.-Dijo el general del campamento dirigiéndose a Dominusnecis.


Al decir esto, todos los soldados e incluso la elfa comenzaron a reír a carcajadas.

-La señorita Hojafilada estará acompañando a nuestro grupo por algún tiempo, será como…nuestra guardia.

Todos volvieron a la tienda de dormir, y debido a que no había más espacio, a Agatha, la elfa, le tocó acompañar a los soldados en su tienda. Todos contaron historias durante la noche entera, ya que el pelotón  temía cerrar los ojos y no volverlos a abrir jamás.

Al día siguiente, el general reunió a todos aquellos que estaban bajo su mando para confesarles que fue lo que ese misterioso humano les comentó en aquella caverna.

-La horda y la alianza siempre han sido enemigos jurados, sin embargo, se ha llegado a este acuerdo de paz gracias a lo que aquel mago llamado Medivh nos dijo. La legión ardiente se dirige nuevamente hacia Azeroth y solo la podremos detener si tanto horda como alianza unimos nuestras fuerzas con los elfos nocturnos, por esa razón Hojafilada está aquí. Debemos enfrentarnos al mayor peligro que ha existido y que creíamos eliminado, la batalla está cerca y desde hoy comenzaremos a avanzar hacia el Monte Hyjal.

Sorprendidos, rápidamente entre todos levantaron el campamento y comenzaron a avanzar hacia el norte, y en aquel cruce de caminos conocido actualmente como El Cruce, la alianza y la horda se encontraron para avanzar juntos.

El viaje duraría varios días, el camino no era corto y tenían que andar casi las 24 horas del día sin ningún apoyo de monturas incluso con raciones de agua y comida casi agotadas.

Los humanos, los enanos, los orcos, los tauren, los trol y los elfos nocturnos no podían hacer otra cosa más que resignarse y aceptar esta extraña alianza en contra de la legión ardiente.

lunes, 18 de abril de 2011

[Relato] La Caída de un Héroe. Capítulo 1.

PROLOGO:

-¡Papá, mamá!
- ¿Qué sucede?
-¡Miren lo que ha llegado al correo!- Dice Dominusnecis mientras saca de su manga una carta con el sello de Lordaeron.
-¿Qué tiene de extraordinario una carta?
-¿Es de tu novia, Dominusnecis?
-¡No! La que envía esta carta no es otro más que el ejército de Lordaeron.
- ¿Y qué dice la carta? Anda, léela.
-Aquí voy, dice “Dominusnecis Ladimor, la presente es para informarle que ha sido seleccionado para asistir en Kalimdor junto a las tropas de Lordaeron contra los orcos y la legión ardiente. Debe estar puntual en el puerto de Gilneas el día 24 a las 8:00 horas. Firma: Jaina Proudmure.”
- ¡Es fabuloso, Dominusnecis!- Dice su padre orgulloso de que su hijo al fin será un gran mago reconocido como él.
- ¿Vas a dejar a tu anciana madre aquí sola?- Dice su madre sollozando en lagrimas.
- Pero si no estarás sola, aquí está papá.
- ¡Bah! Estar con tu padre es lo mismo que estar sola.
Dominusnecis y su madre comienzan a reír mientras su padre se va refunfuñando.

Muy puntual, el día 24, Dominusnecis estaba parado en el puerto junto a muchos otros jóvenes y no tan jóvenes esperando las tropas de Lordaeron. Al fin, a lo lejos, se veían barcos con el símbolo de la Alianza de Lordaeron.


-¡Son ellos, al fin han llegado!- Gritaba uno de los que estaban ansiosos esperando las tropas de Jaina.

Pronto, el ejército de Gilneas aborda los barcos y se dirigen a la que sería tal vez una nueva vida en Kalimdor.





CAPITULO 1: La Llegada a Kalimdor.

Las tropas de Lordaeron entre los que estaban Dominusnecis, después de un largo viaje por el mar, han llegado a tierra firme.

-¡Un grupo que vaya a explorar el terreno, rápido!-Ordenó un general.

Entre este grupo que se ofreció a explorar el terreno se encontraba Dominusnecis.

-Estas son extrañas tierras.
- Tienes razón, parece que no existe vida inteligente.
- Esperen ¿qué es eso?
-¡Orcos! ¡Debemos avisar a los demás!
-¡Oh no, parece que nos han visto!
-¡Corran!

El grupo aterrorizado solo se concentraba en correr lo más rápido que pudieran, como el corcel más presto de Lordaeron, como si un demonio de la legión ardiente los persiguiera.

-¡Pase lo que pase no nos podemos detener!

Eran 12 los humanos que se encontraron con los orcos.

-¡Gor’Thum ig noga!-Gritaba uno de los orcos.
-¡Que no los intimide!

Los humanos, cansados de correr decidieron enfrentarse a los orcos que aparte de pesar el doble, también los duplicaban en número.

-¡Por Lordaeron! ¡Por la Alianza!

La batalla fue una carnicería en la que los humanos eran la carne; por lo menos la mitad del grupo murió asesinada por la horda de orcos. Pero cuando no había esperanzas para los humanos, apareció un orco, 
más grande que los demás y al parecer era su líder.

-Nug’Hal ag torug.- Dijo el orco que parecía ser el líder de los demás.-Por esta vez les perdonaremos la vida, humanos, pero si los volvemos a ver, no vivirán para contar el gran poder que tiene la horda ¡Por la Horda!

Rápidamente, los sobrevivientes de aquella matanza fueron a informar al general  y los demás que orcos de la horda estaban en el lugar.

-Nos encontramos con un grupo de orcos, asesinaron a más de la mitad del grupo, parecían ser orcos de la horda, logramos escapar gracias…supongo, a la compasión del que parecía ser el líder del grupo.
-¡Orcos de la horda, aquí!-Gritaba el general mientras trataba de pensar que hacer.- Al parecer tendremos que enfrentarnos a ellos.

Durante días, las batallas entre los humanos y los orcos continuaban, con constantes derrotas por parte de las tropas de Lordaeron.


En una de las encarnizadas batallas, el general  dio la orden a sus tropas de retirarse mientras él huía hacia una caverna cercana; Dominusnecis vio como Nor’Gul, el líder de los orcos y Nairbe, el líder de los tauren que recientemente se habían aliado a los orcos, seguían al general hacia la caverna con la esperanza de asesinarlo.

-No podré hacer mucho, pero al menos descansaré en paz al saber que lo intente-Pensaba 
Dominusnecis mientras decidía si ir o no ir al rescate del general.-¡Iré! Definitivamente iré.

Dominusnecis corrió velozmente al rescate de su líder, pero fue interceptado por uno de los orcos que había visto antes cuando asesinaron al grupo de exploración.

-No iras, pequeño humano.

Dominusnecis aún siendo un aprendiz de mago, dio lo mejor de sí mismo y aunque apenas sabia como utilizar correctamente una descarga de fuego y vagamente la polimorfia, dio hasta su último esfuerzo pero ¿cómo un aprendiz de mago, humano puede ganarle a un guerrero orco? No importaba, Dominusnecis lo lograría. Después de unos minutos de batalla, el orco logra derribar al joven mago y justo cuando el golpe de gracia estaba por darle, otro mago, miembros de las tropas de Lordaeron, convierte al orco en una inofensiva oveja y le envía un proyectil de hielo directo al corazón, terminando así con la vida del guerrero.

-Muchas gracias…emmm…
-Uligar, me llamo Uligar.
-Gracias Uligar.
-Por cierto, no escuche tu nombre.
-Soy Dominusnecis Ladimor, aprendiz de mago, ¡no hay tiempo de presentaciones, debo salvar al general de esos dos!
-Yo pienso que el general Harrison es un gran paladín muy dotado, podrá defenderse solo sin problema.


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